Pequeño reportaje sobre un lugar de escucha lujoso que ya no existe.
Debajo de mi casa, estaba situada la antigua “Bodega Piñol”. Un lugar que quedó parado en el tiempo durante 20 años. Precios populares y asequibles a toda la gente del barrio. Los clientes diarios, entre los que me encontraba yo dibujando, disfrutábamos de una de las pocas adquisiciones que había hecho el dueño, Jordi, desde que su padre le dejó la bodega en herencia:
Un reproductor de CD que solo aceptaba por principios Deth Metal, Trash, Punk, y demás delicias para los oídos. Napalm Deth o Canibal Corpse, Slayer o Sodoom, atronaban desde detrás de la barra, mientras unos impasibles abuelos degustaban el vermú de la casa.
Los amigos de Jordi, desde la adolescencia se reunían aquí a fumar y a beber, y eran más o menos los mismos cada día, y cada día acaban bastante animados.
A medida que los fui conociendo un poco, doté a sus personalidades y distintos carácteres de un animal. Un animal que para mi les acompañaba y vivía en ellos mientras estaban allí, fuera del tiempo.
Os presento al camarero oficial, Javi. Por muchos motivos… cocodrilo.