WORCLAW POSTCARD 2019
RAFA:
Leer sobre la historia de Europa en el siglo veinte es viajar por un tramo oscuro y reciente que nos pertenece y nos ha dado forma. Un momento en el que por distintos motivos, económicos, filosóficos o políticos, decidimos que era lícito aniquilar “al otro”. Y que se podía hacer con la potencia tecnológica y sistemática que por primera vez ofrecía la revolución industrial.
Si la historia de la humanidad en su conjunto, es una reyerta constante de tribus, reinos, sociedades, religiones que desean ampliar su riqueza y territorio, el siglo veinte propone una violencia destructiva que excede estas intenciones de tal forma que prácticamente podríamos decir que el viejo continente estuvo a punto de acabar con sigo mismo.
Viajar por Europa central y oriental es leer la historia del siglo veinte físicamente, sentirla en impacto contra tu cuerpo, tocarla y estremecerte.
Mi viaje:
Antes del 2019 nunca había viajado por encima de la frontera de Francia con Alemania;
entre el 2019 y el 2020 he podido visitar en un contexto profesional Wroclaw y Berlín.
entre el 2019 y el 2020 he podido visitar en un contexto profesional Wroclaw y Berlín.
Viajé a Polonia para participar en un taller/performance/live, “Dream Casting”, junto a mis compañeros de “Ahomeiprogressfilm”, por encargo del festival “Punto y Ralla”.
El camino desde el aeropuerto hasta el lugar donde nos hospedábamos me pareció una colección de colages imposibles y hermosos. Edificios de construcción y estética industrial, viviendas rectangulares y sobrias, con logos y efigies de héroes del trabajo saliendo de las paredes. Construcciones modernistas restauradas, casas particulares burguesas con patios ajardinados, fábricas, almacenes enormes. Una iglesia de aspecto gótico o lo que quedaba de esta, incrustada dentro de un edificio colorista de los años ochenta. Restos de palacios que yo imaginaba del antiguo imperio Austro-húngaro, y al llegar al centro, catedrales y plazas venidas directamente del siglo catorce, que te observaban como diciéndote:
Hola que tal, como va tu pequeña vida ?
Tu desaparecerás y yo me quedaré por aquí algunos cientos de años mas. ¿Te va bien?
Nos alojamos en un barrio de pequeñas casas construidas por empresarios durante los años de entre guerras. Paseando y charlando con las organizadoras de “Punto y raya” nos enteramos de que algunas casas no tenían dueño y que el estado estaba buscando a los descendientes de los habitantes originales, judíos, que habían sido exterminados.
Muchas ventanas y muros guardaban restos de explosiones y agujeros de metralla.
El festival este año se realizaba en las instalaciones del centro tecnológico Audiowizualnych.
Esta antigua meca del las producciones audiovisuales tuvo su momento de máximo esplendor a finales de los años setenta y un repunte durante los noventa como plató gigante para producciones cinematográficas. Es un lugar, pues, lleno de señales, restos y estratos de otras décadas que están muy presentes, que te rodean. Una especie de ficción de ficciones coleccionables, museo y fábrica constante de realidades.
A un costado de la puerta del centro se levanta una obra colosal de ingeniería y demostración simbólica de potencia. Una antena metálica gigante que apunta hacia el cielo con una potencia y desafío capaz de retar a cualquier Dios de cualquier religión
Su nombre es Iglica ,que en polaco quiere decir: “la torre” o “aguja” y es un monumento de 106 metros de altura construido en 1948 por los comunistas para celebrar el triunfo y control el sobre los “territorios recuperados” .
Iglica, monumento tiene una presencia enorme dentro del centro y no es imposible esquivarla visualmente. Al llegar, me atrajo como un imán y lo primero que hice fue acercarme y golpearlo con la parte interior del puño. Una vibración gigante se expandía cuando golpeabas la base y si cambiabas de lugar, cambiaba el tono del sonido.
La plaza donde está situada la escultura es un lugar bastante transitado y por otra parte nuestras anfitrionas Noe y Ana nos estaban acompañando para mostrarnos el centro y las instalaciones. Mejor dejarlo para otro momento.
Al día siguiente a las 6´30 de la mañana, me fui solo a repetir la experiencia y pude disfrutar durante unos 30 minutos, de este instrumento de percusión gigantesco y recogerlo en un documento sonoro con mi grabadora digital.
Esta grabación, sin ningún tipo de edición que no fuesen dos cortes, sería eje, guión y banda sonora de la Wroclaw postcard.
La madrugada, con la ciudad todavía parada, la calma y el silencio, solo roto en algún momento por los cuervos que me observaban, me dieron una sensación muy fuerte de estar por unos momentos, fuera de la historia, completamente solo y aislado, a un costado de la línea de tiempo humana. La sensación de entrar y ocupar un espacio ritual que se activaba a través del sonido.
La madrugada, con la ciudad todavía parada, la calma y el silencio, solo roto en algún momento por los cuervos que me observaban, me dieron una sensación muy fuerte de estar por unos momentos, fuera de la historia, completamente solo y aislado, a un costado de la línea de tiempo humana. La sensación de entrar y ocupar un espacio ritual que se activaba a través del sonido.
No quiero decir que mi mente ordenó esta información de esta manera, tal como la he expresado ahora. Lo que intento explicar es que mi cuerpo se encendió, mi piel se erizó y mis emociones aumentaron a medida que caminaba en línea recta, cruzando la plaza hasta llegar a la antena. Y que una vez allí me contuve para no desbordarme y concentrarme en hacer sonar correctamente este instrumento. Que lo conseguí y que al terminar apagué la grabadora y volví lentamente desde un presente gigante, desde un “no tiempo” . El sol comenzó a calentar y la ciudad se puso en marcha.
El sentido simbólico de la historia:
La historia ES una herramienta simbólica, en sí la palabra historia me parece una forma corta de decir que el ser humano es la medida del universo. O se ha convertido en un recipiente mas o menos inconsciente de esta idea.
Si el hombre y la mujer somos la medida de todas las cosas, la historia es algo así como la cinta métrica de la realidad, una cinta que mide desde el punto cero hasta ahora.
La idea de una narración lineal va unida a una idea de progreso, de mejora y avance tecnológico y productivo, una noción que va muy ligada a la construcción de una estructura que siempre está en marcha, que construye y consigue beneficio material y moral.
Si el hombre y la mujer somos la medida de todas las cosas, la historia es algo así como la cinta métrica de la realidad, una cinta que mide desde el punto cero hasta ahora.
La idea de una narración lineal va unida a una idea de progreso, de mejora y avance tecnológico y productivo, una noción que va muy ligada a la construcción de una estructura que siempre está en marcha, que construye y consigue beneficio material y moral.
Las dos guerras mundiales están adscritas a diferentes excusas y colores que podrían entrar en esta categoría de esta “voluntad de avance para la humanidad”, con los resultados que ya conocemos. De hecho continuamos instalados en ese mismo “progreso”.
La idea de una narración circular, con ejes puestos en otros focos, sobrevuela Wroclaw postcard.
No hay otro personaje que el espectador e intuitivamente la voluntad narrativa está por fuera de un:
“pasó tal cosa, reaccionamos de tal manera y por eso ahora estamos haciendo ahora tal otra y fin”.
“pasó tal cosa, reaccionamos de tal manera y por eso ahora estamos haciendo ahora tal otra y fin”.
La secuencia lógica está rota y uno es arrastrado sin comprensión, por este hecho visual y sonoro, adquiriendo solo un poso emocional propio y ninguna certitud, ni conclusión ni mensaje re construible.
Esa emoción es la palabra historia, o por lo menos así la viví y la entendí físicamente en Polonia, y así la he articulado o traducido o ilustrado como experiencia cinematográfica para poder compartirla, primero con mi amigo y co autor de la obra final, Ivan y después con el resto de personas que vean la pieza.
Proceso de trabajo:
Una vez decidido que el audio era el motor, la selección de material ha sido esencialmente residual.
Primero de todo las postales turísticas de Wroclaw que compré y que ya en el avión de vuelta intervine con rotulador. la semana siguiente las fotocopié una y otra vez sumando distorsión cada vez. Fotocópia de fotocópia de fotocópia. Con esta técnica la imagen original viaja en el tiempo hacia adelante, degradándose, sumando ruido y distorsión. Si uno insiste lo suficiente, en una fotocopiadora analógica puedes llegar a hacer que la imagen original sea casi irreconocible o parezca un colage extraño de manchas que no tienen mucho significado, pero son hermosas.
Primero de todo las postales turísticas de Wroclaw que compré y que ya en el avión de vuelta intervine con rotulador. la semana siguiente las fotocopié una y otra vez sumando distorsión cada vez. Fotocópia de fotocópia de fotocópia. Con esta técnica la imagen original viaja en el tiempo hacia adelante, degradándose, sumando ruido y distorsión. Si uno insiste lo suficiente, en una fotocopiadora analógica puedes llegar a hacer que la imagen original sea casi irreconocible o parezca un colage extraño de manchas que no tienen mucho significado, pero son hermosas.
Si entiendes esta colección de fotocópias como frames y los montas y animas, tienes una micro ficción del paso del tiempo, de mucho tiempo sobre, por ejemplo, un edificio.
Con esta pista tan evidente, nos pareció que había que rastrear y aprobechar todos los aspectos residuales del tratamientode la imagen y su reproducción, e utilizarlos de manera que nos ayudaran a hablar de este “lugar de realidad” que es el resíduo físico que deja el presente.
Ruido de pantaya, ruido por degradación de cinta en el caso del VHS, ruido digital, ruido de cuatricomía movida, ruido de algoritmos disparados.
Los dos activamos procesos de búsqueda y trabajo que recogía o imitaba estos hechos reales de actuaciones dl tiempo sobre soportes físicos en los que se guardan las imágenes o se reproducen.
Muchas de las fotografías, grabados o filmaciones, de las que hemos partido para generar el metraje salen del archivo de la misma Wroclaw o rastreadas por internet. La mayoría se mantienen dentro del territorio de la ciudad.
-La reproducción de esta pieza:
El espacio final, la sala de cine aplificando el sonido de “Iglica” y resonando visualmente en cada espectador es el cierre de este trabajo, y a la vez la continuación del primer golpe que dí con el puño en el metal de la antena.
-El contexto en el que hicimos esta película:
La situación mundial provocada por la crisis del covid 19, accidente, azar natural, desgaste medioambiental, estrategia salvaje en una batalla de poder económico y comercial, de poder al fin, que ha hecho suya nuestros cuerpos? No sabemos.
El mundo se paró. Los animales poco a poco recuperaron el territorio en calma. Y todos pasamos semanas encerrados en casa.
La sensación desde la ventana era muy parecida a ver un “apagón en la historia”, un frenazo, una pausa. De la historia humana.
Esta sensación de bordear la historia y observarla, sentirla en el cuerpo y explicar una quietud interna y un latido vital presente, tiene mucho que ver con nuestra película.
En mitad del confinamiento decidimos continuar a medias “Wroclaw postard” y acompañarnos realizando un trabajo creativo hermoso que también nos sirviese para mirar el presente con preguntas, a partir de la información y experiencia vital pasada.
El juego y el placer, a pesar de las circunstancias y el contenido de la película, (o precisamente por estas), están muy presentes. De hecho son, también, motivos básicos de esta experiencia.
Si puedes relacionarte contigo mismo y con los demás desde la creación y el goce, las situaciones dramáticas tienen menos fuerza para desgastarte y encuentras mas ánimo dentro tuyo.
Iván es un artista visual y músico que vive y trabaja en la isla de Lanzarote. Somos amigos y compartimos la apuesta y la necesidad de la creación.
Además de construir juntos el metraje, mi demanda estaba también en el plano teórico, en la capacidad de tomar distancia, ver y entender los actos creativos y las reflexiones ideas y apuntes. En definitiva le pedí a mi compañero que me ayudase a entender y darme visión externa de “que estábamos haciendo”. A encontrar preguntas, a tropezarnos con respuestas, sugerencias, links, asociaciones, dentro del tejido de estas imágenes y dentro de nuestra actual história. Así lo ha hecho. Gracias Ivan.
El mundo se paró. Los animales poco a poco recuperaron el territorio en calma. Y todos pasamos semanas encerrados en casa.
La sensación desde la ventana era muy parecida a ver un “apagón en la historia”, un frenazo, una pausa. De la historia humana.
Esta sensación de bordear la historia y observarla, sentirla en el cuerpo y explicar una quietud interna y un latido vital presente, tiene mucho que ver con nuestra película.
En mitad del confinamiento decidimos continuar a medias “Wroclaw postard” y acompañarnos realizando un trabajo creativo hermoso que también nos sirviese para mirar el presente con preguntas, a partir de la información y experiencia vital pasada.
El juego y el placer, a pesar de las circunstancias y el contenido de la película, (o precisamente por estas), están muy presentes. De hecho son, también, motivos básicos de esta experiencia.
Si puedes relacionarte contigo mismo y con los demás desde la creación y el goce, las situaciones dramáticas tienen menos fuerza para desgastarte y encuentras mas ánimo dentro tuyo.
Iván es un artista visual y músico que vive y trabaja en la isla de Lanzarote. Somos amigos y compartimos la apuesta y la necesidad de la creación.
Además de construir juntos el metraje, mi demanda estaba también en el plano teórico, en la capacidad de tomar distancia, ver y entender los actos creativos y las reflexiones ideas y apuntes. En definitiva le pedí a mi compañero que me ayudase a entender y darme visión externa de “que estábamos haciendo”. A encontrar preguntas, a tropezarnos con respuestas, sugerencias, links, asociaciones, dentro del tejido de estas imágenes y dentro de nuestra actual história. Así lo ha hecho. Gracias Ivan.
IVAN:
Cuando Rafa me planteó trabajar juntos en este proyecto audiovisual, me sentí a salvo. Como describe mi colega con buen tino, la situación que nos envolvía era bastante jodida, y yo francamente me encontraba muy desanimado. Refloté con la propuesta y me impliqué desde el minuto cero.
Me puse manos a la obra, previo visionado de todo el material que me facilitó Rafa, y comencé a pensar en varios aspectos teóricos sobre la historia que han marcado algunas de mis inquietudes filosóficas en los últimos años. De una forma natural, innata, Rafa describe, narra su interior, exhalando el concepto de materialismo histórico hilvanado por Marx e incluso crea un auténtico paradigma del Ángel de la Historia “Benjaminiano”. ¿Qué es lo que ví en la película todavía inacabada que me llevó a pensar en todo ese “cocktail” dialéctico? Observar las imágenes de la ciudad polaca de Wroclaw con la pulsión y ritmo de la película que construyó mi compañero, me sacudió mi percepción y me transportó a esa visión pesimista del devenir histórico como un ciclo incesante de desesperación (esa visión y narrativa lineal qué de forma magistral construyeron los vencedores).
Además casi de forma espontánea intuí la perversidad de cómo la vida material (y por tanto la guerra) condiciona el proceso de la vida social política y espiritual. Un caldo de cultivo propicio para los tiempos que estamos viviendo y que esta postal de Wroclaw, a modo de crítica y salpicadura agitadora, ha motivado en mí construir junto con Rafa un pequeño sismógrafo de toma de conciencia para motivar al público a la siguiente reflexión, (recordando el pensamiento de Bertolt Brecht) : “ ¿Quién se encargará de escribir la historia de los vencidos? ”
jUNIO 2020